Cien metros cuadrados para un pequeño restaurante especializado en vinos.
Corchos, botellas, paellas y copas como ingredientes para un proyecto que pretende ser contemporáneo sin perder las raíces de lo que fue este espacio: una antigua bodega de barrio.
Hay restaurantes que son espectaculares, otros que son acogedores. Cata es muy acogedor, un espacio rico en texturas y matices.
Sin embargo la mirada se detiene en los mil detalles que añaden sal e ironía a un proyecto 100% lagranja. Las lámparas todas diferentes y hechas a medida, la repisa de paellas, las copas teñidas, las chinchetas, el mueble buffet...
↧